Al dia siguiente alquilamos de nuevo las motos y muy dispuestos nos animanos a recorrer mas partes de la isla y visitar dos cataratas.
La primera catarata estaba en mitad de la selva y llegar hasta ella o mejor dicho intentarlo, fue una odisea. Para empezar el camino no esta bien señalizado y claro, era muy dificil saber por donde ir. Y segundo...ni Indiana Jones hubiera podido haber llegado a la catarata o cascada o lo que fuera.
Nuestra aventura termino sin verla, llenos de rasguños, con los pies de barro y Celia con un ataque de nervios.
Despues de aquello decidimos no arriesgarnos mas e ir a lo seguro con la siguiente catarata. Lo cual es bien facil porque hay una especie de parque tematico alrededor de ella que hace que la veas como un rey: en todoterreno, con guia, con cartelitos por todas partes...un lujo!
Al final del dia estuvimos visitando un Buda Gigante y dandonos un buen banquete en un restaurante frente al mar.
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